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Gracias, lectores de Atomix
«¿Ya viste que anunciaron el nuevo Assassin’s Creed, Lalo?», dice el mensaje que mando por Line en la mañana. Una hora después estoy viendo cómo ponerme de acuerdo con Fer17 para pasar a recoger unos juegos que vamos a regalar en el sitio. Hacia la tarde hay que escribir una reseña, publicar notas y organizar el calendario editorial de las siguientes semanas. «¡Ya está listo el video!», exclama Fer desde su lugar. Corro a revisarlo y me alegro, pues será el último trabajo que haga en Atomix —es 28 de febrero, mi último día como editor en jefe. Es el adiós perfecto: Artemio y Yoshi hablando de arcades; yo como mero espectador. ¡Galaga!
En la noche me manda un mensaje Daniel: «¿Cómo va todo, viejo?». «Muy bien», le respondo (sin saber agradecer el apoyo que me brindó los últimos meses). Tanto él, como Gerry, Punisher, Yoshi, Artemio y Rolman hicieron posible contenido de calidad en el sitio. Desde Atomix Clásicos hasta el primer (y tal vez único) capítulo de Atomix Arcade, todos ellos estuvieron ahí de una u otra forma.
El gameplay no existe
Publicado por urovoros en Artículos, Videojuegos el noviembre 24, 2010
¿Dónde ocurre un videojuego? ¿En la pantalla de la televisión? ¿En el monitor de computadora? ¿En el control que sostienen las manos del jugador?
La discusión podría volverse tan absurda como cuando intentamos definir qué es un videojuego: ¿Es las gráficas, sonido, los personajes, el código de programación?
Los videojuegos son como naranjas. Sí: como naranjas. Antes de seguir leyendo, aplica las preguntas que he hecho a una naranja. La naranja, ¿es la cáscara, el color, el sabor, el olor..? Si tomamos cada una de esas características y la separamos del resto la naranja desaparece. El color naranja evidentemente no es una naranja; tampoco lo es la cáscara o el olor.
Los videojuegos y la muerte
Publicado por urovoros en Artículos, Videojuegos el noviembre 1, 2010
Vivimos pensando en la niebla de posibilidades que desaparecen con cada decisión que tomamos. Cada acto afecta irremediablemente el universo (Borges juega con la idea de cambiar el curso de la historia añadiendo o removiendo un grano de arena del mar en La Lotería en Babilonia).