ZonaWarp

«¿Ya viste que anunciaron el nuevo Assassin’s Creed, Lalo?», dice el mensaje que mando por Line en la mañana. Una hora después estoy viendo cómo ponerme de acuerdo con Fer17 para pasar a recoger unos juegos que vamos a regalar en el sitio. Hacia la tarde hay que escribir una reseña, publicar notas y organizar el calendario editorial de las siguientes semanas. «¡Ya está listo el video!», exclama Fer desde su lugar. Corro a revisarlo y me alegro, pues será el último trabajo que haga en Atomix —es 28 de febrero, mi último día como editor en jefe. Es el adiós perfecto: Artemio y Yoshi hablando de arcades; yo como mero espectador. ¡Galaga!

En la noche me manda un mensaje Daniel: «¿Cómo va todo, viejo?». «Muy bien», le respondo (sin saber agradecer el apoyo que me brindó los últimos meses). Tanto él, como Gerry, Punisher, Yoshi, Artemio y Rolman hicieron posible contenido de calidad en el sitio. Desde Atomix Clásicos hasta el primer (y tal vez único) capítulo de Atomix Arcade, todos ellos estuvieron ahí de una u otra forma.

Claudio y Asher, si bien ya estaban en otro lado, aún así nos acompañaron y apoyaron y por ello les estoy agradecido. También a Akira por confiar en mí para llevar la responsabilidad de ser editor en jefe de uno de los sitios de videojuegos más importantes de Latinoamérica. ¿Y qué puedo decir de KonEl, Salomón, Merise, Irving, Nawal Ahaw, Diego y todos los demás colaboradores que enriquecieron Atomix con sus fantásticas ideas? Tampoco puedo expresar la suficiente admiración y respeto por Adrián, Eduardo y Fer17, el equipo más eficaz con el que he tenido el placer de trabajar y a quienes estimo como amigos y compañeros de muchísimas desveladas. Todo lo que tenía que decirles lo he hecho en persona, pero no está demás dejar escrita aquí mi eterna gratitud por haber podido trabajar al lado de personas tan talentosas. Sé que Atomix se queda en estupendas manos.

Pero a los que más quiero agradecer es a ustedes, lectores, quienes fueron el motivo del esfuerzo de todo el equipo. La literatura, como acto estético, no ocurre hasta que el lector toma el libro y lo lee. Podemos extender ese razonamiento a un medio de videojuegos. Escribir no tiene sentido sin alguien que disfrute lo producido. Editor y lector son un ente indivisible; por separado carecen de sentido. Gracias por permitirme hacer lo que más me gusta.

No quiero convertir esto en una larga entrada de despedida, pues no desaparezco. Todo lo contrario: la próxima semana tendrán noticias de mí. No me retiro de la industria ni de escribir reseñas ni especiales. Mi vocación siempre han sido las letras. Aunque la perspectiva ha cambiado, lo que siempre he querido hacer es esto y estoy muy agradecido porque hasta el día de hoy he podido vivir de mi escritura.

Nos leemos pronto. Gracias, lectores.