Yo estoy detrás de mí
Publicado por urovoros en Literatura el febrero 22, 2019
Yo estoy detrás de mí:
fuerte callado de mí mismo,
para que no me vean mis ojos
para que no me oigan mis oídos.
Yo estoy detrás de mí:
fuerte callado de mí mismo.
Yo estoy detrás de mí:
en tierra siempre extraña, sorprendiéndome
abriendo hueco a mi futuro cuerpo…
Yo estoy detrás de mí en vigilancia —inerte—
viviendo bajo las ruinas de mis mudos sentidos.
¿En qué gemela imagen me duplico
y me encuentro solo conmigo mismo?
¿Qué me enajena sin romper
el único perfil que me defiende?
Yo estoy detrás de mí:
en la ciega vislumbre de no estar en mi ser:
ileso, entre el amago de la penumbra virgen,
y el puente parpadeante que me une a mí mismo.
¿A qué toca mi ser
en ese extraño encuentro de mi cuerpo sin vida?
¿Y qué silencio llena el hueco de mí mismo?
¿Quién habitará en mí cuando yo no esté más
detrás de mí?
Yo estoy detrás de mí…
De mí a mí —senda alta—
único caminero
tan dentro y tan afuera
tan cercano y tan lejos:
en la carrera el cuerpo
en vilo entre dos pasos,
al rumbo de sí mismo,
¡qué camino más duro
de mi cuerpo a mi cuerpo!
Al despejo de luces
—perpetuo alumbramiento—
devoraba la tierra
las raíces del cielo
y un cuerpo extraño —el mío—
¡en el duro camino
de mi cuerpo a mi cuerpo!
— Mariano Brull
El Uroboros
Publicado por urovoros en Videojuegos el diciembre 5, 2016
Ahora el Océano es un mar o un sistema de mares; para los griegos, era un río circular que rodeaba la Tierra. Todas las aguas fluían de él y no tenía ni desembocadura ni fuentes. Era también un dios o un titán, quizá el más antiguo, porque el Sueño, en el libro XIV de la Ilíada, lo llama origen de los dioses; en la Teogonía de Hesíodo, es el padre de todos los ríos del mundo, que son tres mil, y que encabezan el Alfeo y el Nilo. Un anciano de barba caudalosa era su personificación habitual; la humanidad, al cabo de siglos, dio con un símbolo mejor.
Heráclito había dicho que en la circunferencia el principio y el fin son un solo punto. Un amuleto griego del siglo III, conservado en el Museo Británico, nos da la imagen que mejor puede ilustrar esta infinitud: la serpiente que se muerde la cola o, como bellamente dirá Martínez Estrada, «que empieza al fin de su cola». Uroboros (el que se devora la cola) es el nombre técnico de este monstruo, que luego prodigaron los alquimistas.
Su más famosa aparición está en la cosmogonía escandinava. En la Edda Prosaica o Edda Menor, consta que Loki engendró un lobo y una serpiente. Un oráculo advirtió a los dioses que estas criaturas serían la perdición de la Tierra. Al lobo, Fenrir, lo sujetaron con una cadena forjada con seis cosas imaginarias: el ruido de la pisada del gato, la barba de la mujer, la raíz de la roca, los tendones del oso, el aliento del pez y la saliva del pájaro. A la serpiente, Jörmungandr, «la arrojaron al mar que rodea la Tierra y en el mar ha crecido de tal manera que ahora también rodea la Tierra y se muerde la cola».
En Jötunheim, que es la tierra de los gigantes, Utgarda-Loki desafía al dios Thor a levantar un gato; el dios, empleando toda su fuerza, apenas logra que una de las patas no toque el suelo; el gato es la serpiente. Thor ha sido engañado por artes mágicas.
Cuando llegue el Crepúsculo de los Dioses, la serpiente devorará la Tierra; y el lobo, el Sol.
—El libro de los seres imaginarios, Borges y Guerrero
Mass Effect 3
Publicado por urovoros en Reseñas, Videojuegos el agosto 25, 2016
«El cielo estrellado sobre mí y la ley moral dentro de mí».
Kant, Crítica de la razón práctica
Corté la materia fría y negra que conforma el espacio con las alas de mi vehículo. Derramé la sangre de otro en la fuente de una estación espacial con forma de orquídea. Visité mi tumba en un gélido planeta con tres lunas. Hierve mi cerebro y lo imagino como un símil orgánico de la despiadada geografía del universo. Frente a mí hay, no un sencillo paraje de caminos que se bifurcan, sino un entramado de ríos que se unen y se separan caprichosamente —al final, todos desembocan en la nada del mar. Ese laberinto de tiempo y espacio hiere mis vigilias con la incertidumbre que sólo puede provocar el vacío que hay entre las estrellas. ¿Qué oscura ley natural nos condenó a buscar otros soles? Somos insectos que anhelan una luz desconocida. En la búsqueda algo he aprendido: o el universo se convulsiona para siempre en ciclos o irremediablemente se dirige a su tibia muerte de entropía. Con temerosa resignación pienso en nuestros dos destinos: la desaparición absoluta o el doloroso tedio de la eternidad. En medio de esta ordenada procesión a la náusea, dos cosas me han maravillado y me brindan sosiego: la bóveda celeste que he recorrido y el intrincado caudal de causas y efectos que mis actos han desencadenado.
Shadow of the Colossus
Publicado por urovoros en Reseñas, Videojuegos el junio 20, 2016
Las nubes hieren con su inmovilidad el cielo. Aguardo con quietud de roca y estoicismo de montaña. No tengo boca. Soy un peñasco somnoliento. Duermo envuelto en mi piel de elefante. Hundido en un sueño de agujero negro, espero nada. Me despierta el resplandor de una espada. Escucho un galopar. Me incorporo y mi cuerpo es un despeñadero. El sonido de cuatro patas pronto es el sonido de seis. Las flechas se clavan en mi carne. Una pequeña nube negra escapa de cada herida. Mi intención al moverme, como la de cualquier fugitivo, es huir, no dirigirme a un lugar. Pronto siento sus manos aferrarse a mi pelambre. Escala mientras me sacudo con terror. Como la paralizada oruga recibe el aguijón de la avispa, sufro cada estocada con estoicismo y resignación. Mi oscura sangre escapa en chorros hacia el aire. Grito de dolor (¿con qué boca?). Me derrumbo.
En el último instante, mi vida entera de coloso dura sólo un instante. A medida que la espada se hunde en mi carne por última vez, me sumerjo en la nada. Los siglos que me precedieron se pulverizan. De mi cuerpo colosal sólo queda un despojo, una sombra.
La Grande Bellezza
Publicado por urovoros en Videojuegos el mayo 22, 2015
Habitar el mundo es ridículo. A pesar de la polémica, el dogma, las bromas de mal gusto y la discusión sin sentido, en algún lugar se oculta la belleza. No abogo por la justicia. Soy un mundano. Busco la belleza de ser nada de Pessoa. Como anota en el Libro del desasosiego:
35.
…y un profundo y tedioso desdén por todos cuantos trabajan en pro de la humanidad, por todos cuantos se baten por la patria y dan su vida para que la civilización continúe…
…un desdén lleno de tedio por ellos, que desconocen que la única realidad para cada uno es su propia alma, y el resto —el mundo exterior y los otros— una pesadilla antiestética, como un resultado en los sueños de una indigestión de espíritu.
[…]
Y, ante la realidad suprema de mi alma, todo lo que es útil y exterior me sabe a frívolo y trivial ante la soberana y pura grandeza de mis más originales y frecuentes sueños. Ésos, para mí, son más reales.
La Grande Belleza es mi película favorita. Dejo aquí su magnífico final subtitulado al español.
El manifiesto del gaming
Jason Rohrer distribuyó el 3 de febrero de 2010 este manifiesto de principios de diseño de juego entre los asistentes a un simposio.
New Gamist Manifesto
- Los juegos no tienen spoilers.
- Los juegos no pueden ser terminados.
- Los juegos no tienen personajes, excepto por los personajes que los juegan.
- Los juegos no tienen historias, excepto por las historias que los jugadores cuentan a través de ellos.
- Jugar un juego nuevo es menos como leer una nueva historia, escuchar una nueva canción o ver una nueva película.
- Jugar un juego es más como aprender un nuevo lenguaje.
- Los juegos son interfaces, no entre mentes y contenido, sino entre mentes.
Dark Souls
Publicado por urovoros en Reseñas, Videojuegos el marzo 26, 2015
Harto de fatigar en vano las galerías del castillo, el piromante se arrodilló junto a una fogata. Oró, no a un alto y ordenado dios, sino a la caótica llama que ardía frente a él. No pidió más fuerza, habilidad o fortaleza. Susurró débilmente una palabra con sus labios agrietados por el calor y se incorporó. El esbirro que lo asechaba lanzó un golpe mortal. Antes de derrumbarse como un viejo castillo, el encantador de fuego forzó una sonrisa.
Pidió al oscuro dios, no misericordia ni piedad por su alma o un paraíso oculto al morir, sino significado. Lo halló en el último instante, antes de consumirse en la nada: hambrientos de sentido, los hombres auscultan libros y viajan por el mundo, mueren en guerras y por el hambre lejos de su patria, sueñan por viajar (la idea es de Novalis) por el universo, ¿pero el universo no está ya dentro de nosotros?
El piromante dedicó su forzada sonrisa al mundo que se perdía con él para siempre en la insondable muerte
El viejo que intentó pintar una montaña
Publicado por urovoros en Literatura el agosto 2, 2014
«Desde la edad de seis años he tenido una pasión por copiar la forma de las cosas y desde la edad de quince he publicado muchos dibujos, pero de todo lo que dibujé para mi año diecisiete no hay nada que valga la pena considerar. A los setenta y tres años parcialmente comprendo la estructura de los animales, pájaros, insectos y peces, y la vida de las hierbas y las plantas. Y así, a los ochenta y seis deberé progresar más; a los noventa debería penetrar más profundamente en su significado secreto, y para los cien tal vez habré alcanzado el nivel de lo maravilloso y divino. Cuando tenga ciento diez, cada punto, cada línea poseerá una vida en sí misma. Si puedo expresar un deseo, pido a cualquiera entre ustedes que haya tenido una larga vida que revise si algo de lo que digo es cierto. Declarado por Manji, el hombre viejo enloquecido por la pintura».
Katsushika Hokusai, epílogo de One Hundred Views of Mount Fuji
Pokémon Y
Publicado por urovoros en Reseñas, Videojuegos el octubre 16, 2013
Pokémon es una travesía. La distinción entre viajero y turista es que el primero, en lugar de comprar recuerdos y formarse una impresión superficial, es transformado por la experiencia. Algo igual le ocurre al principito, protagonista de una novela homónima cuyo capítulo XXI describe perfectamente otro aspecto esencial de Pokémon: la domesticación. En él, el principito se topa con un zorro. «No puedo jugar contigo,» le replica el animal. «No estoy domesticado.» Acto seguido, el zorro explica qué significa el misterioso acto de crear un lazo: «todavía no eres para mí más que un niño parecido a otros 100,000 niños. Y no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. No soy para ti más que un zorro parecido a otros 100,000 zorros. Pero, si me domesticas, tendremos necesidad uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo. Yo seré para ti único en el mundo…»
Autorretrato de un taxidermista
Publicado por urovoros en Literatura el agosto 14, 2013
Soy un taxidermista —embalsamador feroz y ocurrente. En el mundo de afuera (de muertos que se mueven) encuentro las posiciones más apropiadas para mis cuerpos. Con la mirada traspaso las carnes y la grasa hasta los músculos, los órganos, los huesos fantásticos. Deshidrato la piel. Despellejo los cuerpos y elimino su identidad; sólo veo glándulas, vísceras y capas de piel —no gente. Una mujer no es una mujer: es pedazos. Somos capas. Ese hombre, por ejemplo, me parece ser muchos, pues la piel camina por delante; los músculos y los huesos se retrasan separándose unos de otros mientras levanta a su hija con los brazos. Ahora él reposa en el borde de la maceta enorme que disecciono con los ojos desde mi ventana. La niña es magnífica. Mientras abre la boca para bostezar, imagino su lengua para siempre estática y dividida en obleas de plástico.